Tras estar dando vueltas al coco, decidiendo qué nueva entrada hacer en el blog, se me ha venido a la cabeza hacer un Momento Fragmentos, al igual que hay Momento Frases. Espero que la idea os motive tanto como me ha motivado a mí.
Así pues, hoy, empezamos con un pequeño fragmento del comienzo del primer capítulo del libro, titulado: "Hogar dulce hogar". En él, Maya explica su llegada al internado y su encuentro con uno de los personajes de la novela, ¿quién será?
¡Espero que os guste!
Levanto
la vista hacia el edificio que se encuentra frente a mí. Una construcción de
tamaño medio, pero no por ello poco imponente, se muestra ante mis ojos. Al
menos, mis padres no me han abandonado en un agujero cualquiera, este es el
agujero de los agujeros, mi casa, mi nuevo agujero.
Con
la mochila al hombro y abandonada ante la entrada del internado por el taxi en
el que me han enviado mis progenitores, solo puedo preguntarme qué he hecho yo
de malo para terminar en un sitio como este. Supongo que hay padres que ante su
culpabilidad prefieren endosársela a sus hijos en vez de hacerse cargo de ella.
Definitivamente hay padres a los que no deberían permitirles nunca tener vástagos,
tendrían que hacer una ley para eso; pero tampoco sé de qué me quejo, si el
mundo está hecho por y para los adultos.
Un
golpe en el hombro derecho me hace salir de mi ensimismamiento.
––¡Oh!,
lo siento.
Una
chica con gafas rojas de pasta y pinta de despistada es la culpable de mi
vuelta a la realidad. Es bajita y excesivamente delgada y, a pesar de esas
grandes gafas y la coleta mal hecha, tiene una cara bonita, como de muñequita
antigua. Viste con unos vaqueros raídos y un jersey ancho con las mangas
desgastadas que lleva retorcidas entre sus dedos.
––No
pasa nada. ––Le muestro una de mis mejores sonrisas. En este sitio hay que
entrar con buen pie, sino no sé qué pueda ser de mí. Y esta chica, a mi modo de
ver, parece inofensiva––. Disculpa, ¿puedes decirme dónde está la habitación
112?
––¿Eres
nueva?
––Eso
parece.
––¡Ah
sí, claro!, perdona, ¡qué tonta! Si ya hubieras venido, conocerías el colegio.
Yo también soy nueva, pero me he descargado los planos del internado y los he
estado estudiando, así que, creo que puedo ayudarte. Además, yo tengo la
habitación 111.
––Seremos
vecinas, ¡genial entonces! Te sigo.